Los routers inalámbricos son dispositivos bastante sencillos -al menos en apariencia- que, en palabras simples, se encargan de proporcionar conectividad entre varios dispositivos de una red y a su vez interconectar varias redes, así como encaminar los paquetes que viajan entre ellas, asignar direcciones IP e incluso brindar seguridad, entre muchas otras cosas.
Estos pequeños aparatos están diseñados y programados de tal forma que sean fáciles de usar para cualquier persona, incluso para aquellos cuyos conocimientos sobre redes son prácticamente nulos. La mayoría de ellos no necesita más que seguir las instrucciones de un par de páginas del manual y conectar un par de cables para comenzar a funcionar. Pero más allá de su simplicidad existen una serie de opciones de configuración que muchos pasamos por alto, y que pueden ser útiles e importantes en determinadas situaciones.
Para acceder a estas opciones debemos ingresar a la interfaz de configuración del router. El acceso a estas opciones varia de una marca a otra y las instrucciones precisas vienen en el manual del dispositivo y, en algunos casos, en una etiqueta pegada en la base del aparato. Por lo general basta ingresar en la barra de direcciones del navegador una dirección IP del tipo
192.168.0.1
o 192.168.1.1
y para autenticar la sesión usar la combinación de usuario: admin y contraseña: admin (esto también varía según la marca y el modelo).Una vez que entramos a la interfaz de configuración de nuestro router vamos a encontrar una gran variedad de opciones, algunas bastante básicas y otras un poco más complejas. Vamos a concentrarnos en estas últimas.