Si
estos personajes estuviesen un poco informados y culturizados, no
hablarían de incultura o de vaguedad a la hora de señalar a una tierra
de trabajadores que ha parido a grandes artistas que se han ganado el
respeto en todo el país y parte del mundo. Es por esto que no me
importan ni me hacen daño sus burdos intentos de ridiculizar y rebajar
al salvajismo a la tierra que me ha visto crecer. Porque mire para donde
mire no veo ningún solo hecho en el que puedan apoyarse sus premisas.
Y,
como dije antes, me rio mucho cuando semejantes bestias afirman que los
andaluces somos unos vagos, sabiendo que probablemente el aceite que
han tomado esa mañana en el desayuno tenga denominación de origen
andaluza, y esté en su mesa gracias a tantos jornaleros que se levantan
cada mañana cuando ni tan siquiera ha salido el sol y se parten el lomo
día tras día en la recolecta de aceituna. O que las bandejas de
polvorones que adornarán sus mesas en estas fiestas habrán salido con
casi total certeza de Estepa, de mi tierra, donde otras tantas miles de
personas se dejan la piel en las fábricas día y noche, durante meses.
Pero
la guinda del pastel es cuando hacen referencia a nuestra lamentable
incultura, porque parecen olvidarse del gran legado de escritores,
poetas, cantantes, científicos, pintores y, en definitiva, personajes de
gran relevancia cultural que Andalucía ha aportado al mundo. Parecen
olvidarse de Vicente Aleixandre, un sevillano y a la vez Premio Nobel de
literatura en 1977. Se olvidan también de Pablo Ruíz Picasso, pintor
malagueño reconocido más allá de las fronteras. No recuerdan que nuestra
región es líder mundial en cuanto a trasplantes de órganos se refiere, y
no recuerdan tampoco a aquellos andaluces que un 4 de diciembre alzaron
sus puños y su voz, demostrando su valentía y su inteligencia, y
dejando claro que aquella tierra era tan libre como la conciencia de sus
habitantes. Se olvidan de tantos y tantos nombres, de tantas hazañas y
tantos detalles importantes, que su propia desinformación derriba sus
ataques hacia nuestra persona como si de un castillo de naipes se
tratase.
Es
por todo esto por lo que me es imposible indignarme con todas las
declaraciones que intentan desprestigiarnos, porque nos avalan miles de
años de historia, y un presente rico en prosperidad y cultura. Y es por
esto por lo que se me llena la boca al afirmar que he crecido en
Andalucía, tierra de soñadores capaces de reírse y de refutar cualquier
afirmación absurda que se lance en su contra, sin pies ni cabeza.